EL SANTOS VS LA TETONA MENDOZA
El Santos, un luchador acabado, pasado de peso y pacheco, sufre de su reciente divorcio con la Tetona Mendoza, una voluptuosa y salvaje mujer luchadora (que también regentea un tugurio). Para salir de su depresión, el Santos empieza una campaña para ayudar a los Zombis de Sahuayo (personajes grises e inofensivos con los que se identifica plenamente).
Sin embargo, su campaña filantrópica pronto se convierte en un negocio muy redituable que el Santos aprovecha para su beneficio. La población zombi se convierte en una plaga y la Tetona amenaza al Santos para que se deshaga de ellos. Sin embargo, es el Peyote Asesino (eterno rival del Santos) quien logra deshacerse de los zombis. Pero el mundo sin zombis resulta ser peor que lo que cualquiera hubiera imaginado y la única posibilidad para la nación se salve es que el Santos y el Peyote trabajen juntos para volver a repoblar el mundo de zombis de Sahuayo.
Antes de hablar de “el santos y de la tetona Mendoza” tenemos que dejar muy en claro que la animación mexicana, aún está en pañales, y este dato muchos ya lo sabemos, y esto es principalmente porque en nuestro país no se ha explorado este tema a fondo de manera comercial y muchos de los esfuerzos que se hacen se ven diezmados por la crítica tan severa por la que son juzgados.
Porque decidí empezar anunciando esto, porque el santos es un dibujo mal hecho, el mismo trino, es consciente de que su personaje es feo, y este fue el principal reto para Átomo Films, responsables de la animación.
Es muy arriesgado decir que el santos contra la tetona Mendoza ha hecho que la animación mexicana de un salto hacia atrás pero para bien, ya que gracias al dibujo del trino y jis, se tuvo que explorar la animación tradicional de nueva cuenta dejando atrás un poco el trabajo de la animación por computadora.
La película en sí es un conjunto de homenajes que se le hacen a la obra original impresa, y a su vez nos presenta una nueva aventura de este luchador regordete y malhablado.
Una parte de la vieja escuela y seguidores de las viñetas de policías y ladrones, crónicas marcianas y por supuesto la del santos, se sentirán aliviados que la esencia del personajes o de los personajes, no fue destruida, la película logra su objetivo de entretener y hacer un par de críticas sociales y muy humorísticas, que logran rescatar la película del santos de una película que solamente se vea por entretener, sino que al final de la película, posiblemente a unas cuadras después de salir del cine algunos les caiga el 20 y digan que la película del santos tenía mucha razón en algunas cosas, solamente póngale atención a la banda sonora que es excelente.
Sinceramente con el santos no podemos decir que la película es buena o mala, tampoco podemos decir, que es la mejor animación del mundo, porque no lo es, pero sí podemos decir que la película del santos, a pesar de que en algunas escenas es lenta, nos dejará con un buen sabor de boca y nos orillara a ir a nuestra librería más cercana y conocer algo de este personaje, que para algunos es desconocido, y que por supuesto vale la pena conocer.
Como es costumbre Los Hijos Del Rol que invitamos a ver esta película para que forme su propio criterio, pero para el oráculo visual se gana un 12 de 20.
El Santos
Nació, como dice Meche, en una ribera del Arauca vibrador, fue amigo de la espuma, de la garza y de las rosas (unas hermanas bien jaladoras). Se le conoce como: Sanx, Panzón, Santo-Santoro. Chiquito-Bebé, Labregón, Ombligón, y ¡Dandy!, este apodo sólo se lo dice el Cabo. Su vida transcurrió sin problemas hasta los 12 años cuando se perdió en un templo y acabó de cerillito en un Gigante. Con claveles de pasión, con claveles de pasión… ingresó a la Arena Coliseo en la década de los 80. Ahí conoció todos los trucos del pancracio nacional, las llaves más efectivas: «la patada voladora», «la descorchadora», «la huraca-rana», «la pellizquito de pulguita», «la estilson», «la motuleña» y «la santinha» (inventada por el Santos). Estuvo casado con la Tetona Mendoza, divorciado y vuelto a «rejuntar»… para luego divorciarse otra vez. También se le conocen amoríos con la Kikis Corcuera, con la Sirena Lupe, con una Poquianchi del espacio y con el Cabo. Actualmente, El Santos vive en la ribera de Chapala y acude todos los martes al restaurante La Matera 10 a comer con sus mejores cuates.
Tetona Mendoza
¿Qué le pasó a aquella muchacha bonita? ¿Dónde quedó la Nena Mendoza? La abdujeron unos coyotes de Tepito a temprana edad y algo se perdió. La dulce doncella quedó con los bucles de oro como escobeta dura. Y las chichis se hincharon y se convirtieron en un símbolo de sexualidad sucia y salvaje. Antes que luchadora fue prostituta, pero el Tetona’s Palace fue fundado muchos años después, gracias a sus éxitos en el cuadrilátero y en apariciones en la prensa. Aunque nunca le ha dado demasiada importancia, su relación dentro y fuera de la lucha con el Santos ha dado para muchas telenovelas, películas porno, comerciales y estudios sociológicos.
Peyote Asesino
Malandrín, malandro, malandronón… Quién sabe de dónde salió, de dónde brotó, del trasero de qué chamán mal logrado… ¡Uf! Pero un día llegó a la ciudad y comenzó a hacer de las suyas: juegos de azar, pandillerismo, narcomenudeo. Experto en comprar peleas y en revenderlas a sobreprecio, gracias a él la lucha libre se cotiza en la bolsa. Aunque los huicholes lo adoran, él prefiere a los Zombis de Sahuayo, a los que usa para su propio beneficio. En otra vida fue periquito australiano. Le enseñó a la Tetona a luchar y a ser una experta en la cama, aunque el Santos lo niegue.
Cabo Valdivia
Nació en Veracruz un día de carnaval. Desde chiquito fue edil brigadier en su salón y era el típico niño que usaban para «echar aguas». En su casa, su papá lo alucinaba pues siempre iba con el chisme y lo acusaba con su mamá de que se pasteleaba a la muchacha de la casa o de que llegaba tarde y borracho. Ingresó en la Academia de Policía y su cometido principal era vigilar los desmanes fuera de la Arena Coliseo. Ahí fue en realidad donde conoció al Santos. Amor a primera vista. Desde entonces el Cabo se encarga de informarle al San
tos de todo lo que acontece en el mundo. Inseparable amigo, pareja fiel del Sanx. Vive en Torreón. Ahí adiestra policías novatos para vigilancia y protección de otros luchadores ídolos del pancracio nacional.
Diablo Zepeda
¡Qué luchador! Aunque el Santos es más famoso, el Diablo ha sido el mejor luchador de todos, el que más trofeos ha ganado (uno por cada grano de su nariz), el que mejor técnica tiene, y el que ha tenido sus que veres a más réferis. Le encantan las batallas campales y los tacos de lengua. Se va de borracho todos los martes con la banda y al quinto tequila se acuerda de la Tetona y se pone a llorar. Estuvo casado con la Tetona Mendoza pero no le pudo hacer un hijo. En el fondo es el más sentimental de todos, pero sólo deja que lo vea llorar Kid Pitayas, que es el encargado de limpiarle la nariz.
Cerdos Gutiérrez
Tres cerdos nacidos al mismo tiempo y a la misma hora que el terremoto del 85, de los tres no se hace uno. Los Cerdos Gutiérrez actualmente viven en La Palma, tienen celulares desde donde cometen secuestros express y piden pizza a Dominos al domicilio de gente inocente… Por eso, si le llega a usted una pizza a su casa sin pedirla, tenga la seguridad de que fueron ellos, los finísimos Cerdos Gutiérrez. Sus nombres de pila varían según su conveniencia, a veces son Hugo, Paco y Luis; otras veces son Moe, Lerry y Curly… Aunque ellos se identifican más con John, Paul y George (se cree que fueron cuatro al nacer, pero uno de ellos sí se dedicó a la porcicultura y puso un rancho donde capacita diputados del PRI.) Desde el inicio de los tiempos, los Cerdos Gutiérrez son prófugos… pero del legrado.
Zombis de Sahuayo
Son, como su nombre lo indica, de Sahuayo. Surgidos del México profundo, son bastiones inquebrantables del desarrollo de nuestro país. A veces confundidos como ángeles entre nosotros, los Zombis tienen un solo anhelo en su vida: que llegue la navidad para regalar calcetines a diestra y siniestra. No son sólo «extras» en el universo del Santos, son la escenografía de la desigualdad entre los vivos y los muertos en este país.